martes, 1 de abril de 2014

Abril empieza,
entre lluvias y tormentas.
Recordándonos que aún en primavera,
el frío y la oscuridad siguen aquí.
Pasan meses, estaciones, años...
Pero nada cambia.

Nos dicen que crecer significa madurar, crecer como personas.
Pero no quiero.
Quiero volver a ser ese niño alegre lleno de cicatrices por jugar en el parque, y no cicatrices del dolor que nos causan las desilusiones.
Ese niño al que tenían que coger en brazos para pedir chucherías, y no porque estás hundido sin poder levantar.
Ese niño que miraba debajo de la cama por si el malo de los dibujos aparecía, y ahora saber que los malos ya no salen sólo en las películas.
Ese niño que utilizaba las sábanas como si de un escudo de hierro se tratase, y ver que ni el escudo más fuerte puede evitarte el dolor.
Y un niño cuya mayor preocupación era no salirse de la línea coloreando, o conseguir todos los cromos de los álbumes.

No quiero crecer, no quiero madurar.
Porque hoy en día ya no contamos años, si no daños.
Ya no celebramos victorias, simplemente nos conformamos con que algún día alguien nos saque una sonrisa, y sea de verdad.
Aunque sepamos que esa sonrisa durará poco.
No se cual será la solución a tantos problemas, sólo se que la vida no es justa con las personas buenas.

Pero confío en que todo pase.
Como los años, estaciones, meses...
Como este mes de Abril.

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